quarta-feira, 2 de março de 2011

Por qué los medios masivos mienten y los medios alternativos se confunden


"Los medios de comunicación masivos, es algo conocido, son parte de la estrategia de guerra. Desde que la política se transformó en guerra por otros medios –cambiemos el aforismo "clausewitzchiano"- dejaron de existir los medios de información. Los medios masivos son corporaciones – grupos de empresas interconectados y especializados - de modo que no es posible que sigamos tratándolos como “cuarto poder”, “expresión de la opinión pública”, “guardianes de la democracia” etc. son, el poder, en uno de sus múltiples rostros. Decir que los medios tienen dueños es una obviedad pero dejar de explicitarla es el riesgo de naturalizar su esencia hasta hacerla desaparecer.

Los medios masivos tienen sus rutinas y una maquinaria perfectamente engrasada para moverse dentro de la complejidad. Por eso basta con pagar a los periodistas para que hagan su trabajo y, la mayor parte de las veces, saben hacer su trabajo y no dan demasiados problemas. Los medios masivos tienen, necesariamente, una opinión, y desde que las nuevas tecnologías destruyeron el tiempo, cada vez tienen menos tiempo para conformarla así que dejan a sus profesionales que se guíen por su poca intuición y su gran desconocimiento. Cuando ocurre un hecho noticiable no hay más que sacar la grabadora o el teléfono móvil y convertir a cualquier ciudadano en corresponsal improvisado mientras se saca el billete de avión y se crean las condiciones para la presencia en el lugar de los hechos. Ya habrá tiempo para afinar el tiro. En tiempos convulsos se extreman las precauciones y se ponen a prueba las competencias de los locutores desde la distancia, orientar y señalizar los discursos improvisados: “díganos por favor qué ocurre ahora…. (por supuesto ocurre algo)”, “¿hay heridos? ¿qué pide la gente?”

Los periodistas no son maquiavélicos, ni se ponen de acuerdo, hacen su trabajo. Mezclan las palabras: revueltas, revoluciones, transiciones, dictadores, orden, violencia, insurgentes, revolucionarios. Ritualizan el lenguaje para hacerlo inmune a la contradicción: democracia (impuesta), libertad (otorgada), orden (coactivo); localizan a los “fast thinking”: opinadores habituales y especialistas con pedigrí que imprimen en sello de autoridad de la que los medios carecen. La ritualización incorpora esa parte de naturalización que nos imposibilita para percibir los límites de nuestro propio pensamiento, lo que nos pertenece a nosotros y lo que adquirimos sin darnos cuenta. Los medios masivos se especializan en la cocina de diseño, un poco de todo, exótico y fascinante, eso sí, escasamente nutritivo. Dice Chomsky recogiendo las palabras del publicista norteamericano W. Lippmann “hay que poner al público en su lugar de modo que podamos vivir libres de los pisotones y del rugido de una multitud desconcertada”. El lugar del público es el de espectador interesado, nunca el de participante. Hay que asegurarse de orientar su interés.

(...) Los medios alternativos son diferentes. A veces se equivocan, es verdad, pero las buenas intenciones les salvan del infierno de los malvados. Tienen otros pecados: aspiran a ser medios masivos. Aparentemente no puede haber mal en ello. Buscan espacio donde no hay espacio y para encontrarlo buscan la diferencia. ¿En qué consiste la diferencia?"

Ángeles Diez

Leia o texto completo na página de Rebelión clicando aqui.


Leia o texto em português na página da Revista Fórum clicando aqui.

Nenhum comentário: